La industria de los videojuegos lleva más de cincuenta años desde su (debatible) comienzo, el lejano 1971. Desde ese momento, cientos de miles de juegos han sido desarrollados y publicados. Muy pocos han logrado dejar realmente una huella en la industria. De ellos, quizás ninguno como Tetris.
Buenos videojuegos hay montones, de todas las épocas, consolas y aspectos gráficos. Si bien hay ciertos videojuegos antiguos que siguen siendo rejugados por cantidades importantes de personas, es innegable que el caso de Tetris es casi único. Con casi cuarenta años de existencia, no solo se revisita constantemente, sino que además con virtualmente ningún cambio en cuanto a jugabilidad y sustancia.
Tetris: desde Moscú hasta tus manos
El hecho de que podamos jugar Tetris de por sí es un milagro. Nacido al comienzo de la debacle de la Unión Soviética, se benefició de las grietas en una cortina de hierro que meses antes de su lanzamiento era impenetrable. Su llegada a América fue convulsionada y tras varios intentos, y su arribo al público masivo que representaban las consolas, estuvo muy cerca de no concretarse. Su creador, Alexey Pajitnov, durante años no ganó ni un centavo por la creación del juego. Mientras tanto, Sega, Nintendo y Atari se peleaban con uñas y dientes sus derechos, llegando a tocar la puerta del mismísimo líder soviético, Mijaíl Gorbachov.
A pesar de ello, Tetris lo consiguió. Sin dejar en ningún momento sus raíces soviéticas y comunistas, el juego se ha transformado en un fenómeno que ha trascendido décadas y fronteras. En Estados Unidos, el campeonato oficial organizado por The Tetris Company se desarrolla con la versión de NES, de 1989, en la cual se siguen batiendo récords. Por el otro lado, los famosos «9999 juegos en uno» se siguen distribuyendo a lo largo del planeta. Tetris es gigante. A continuación, indagaremos en el nacimiento, la explosión y la actualidad de un juego que cambió todo.
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